Página/12 | Opinión
Debemos celebrar los 40 años de Democracia si la concebimos como el símbolo de una épica lucha de un pueblo por superar las heridas humanas, culturales y políticas, generadas por la dictadura genocida, inspirada en la doctrina de seguridad de Estados Unidos. Ha sido un recorrido marcado a fuego desde los inicios por la lucha y el ejemplo inclaudicable de Madres y Abuelas, desde un alfonsinismo con valores democráticos y humanistas, pero con notorias vacilaciones frente a los poderes fácticos. Continuó con el tránsito por el menemismo triunfante en dos elecciones; mientras entregaba inescrupulosamente las riquezas del país, inficionado por una impúdica corrupción.
El advenimiento del kirchnerismo implicó un notable renacer de ideales patrióticos, y la recuperación de un proyecto auténticamente nacional, que benefició a grandes mayorías y se nutrió de un peronismo renovado y una juventud entusiasta, al que se sumaron otros afluentes políticos y culturales que se sintieron interpelados, incluyendo una impronta de americanismo histórico. Sus rasgos y momentos más valiosos estuvieron ligados al crecimiento de la participación y movilización protagónica del pueblo ya sea, rodeando a sus líderes o debatiendo con quienes se allanan a las presiones corporativas.
El aniversario nos encuentra con el advenimiento de un presidente electo por 14 millones de ciudadanos/as, quien reivindica los paradigmas de la ultra derecha. Propone al pueblo un camino de sufrimiento, quien tendrá que transitar el “inevitable ajuste doloroso”. Nunca tuvo el valor de decir claramente quienes serán lo que sufrirán el padecimiento, y quienes seguirán gozando de la obscena acumulación de riquezas. A estos núcleos minoritarios del privilegio, que siempre logran conservar sus capitales, les aseguró que no serán tocados, por el contrario pontificó “¡el sector privado no será alterado, contra los privados nada! ¡Nunca! El ajuste será dirigido al estado”.
Resulta imprescindible aclarar que por el eufemismo “el estado” se debe entender a trabajadores/as de los Ministerios, a médicos y enfermeras de los hospitales, maestras y docentes de escuelas y universidades, empleados de la justicia, de las entidades culturales, etc. Para ese paradigma, la única excepción es el personal y los recursos destinados a la seguridad. Se retoma la línea del discurso del 2 de abril de 1976 de Martínez de Hoz, quién dio inicio a la cruzada anti estatal, amparada por Videla y Massera; que posteriormente sería continuada por C. Menem y su propósito de enajenación del patrimonio público. Esta línea histórica es retomada por el presidente Milei, ahora complementada por su vice Villarruel, quien se propone erradicar las políticas de derechos humanos, sostenidas consecuentemente por Madres, Abuelas y los organismos, potenciados desde las gestiones de Néstor y Cristina; todo lo cual generó un notable apoyo de la mayoría de la sociedad democrática. Ese gran acervo ideológico continúa latente, los organismos no retrocederán y mucho menos las Viejas Sagradas, reconocidas por nuestro pueblo y admiradas en una gran parte del mundo democrático.
El gobierno mileista apela al viejo truco de la “herencia recibida”, así bautizada en el 2015 por su asociado M. Macri, ahora denominada creativamente “la bomba”. Cierto es que existen carencias sociales muy importantes que derivaron en crecimiento de la pobreza y una fuerte inflación, cuyos verdaderos culpables son los monopolios que imponen discrecionalmente los precios, insensibles al impacto negativo en la vida de la sociedad. En realidad, ya en el 2019 se vivió el fracaso del macrismo, que llevó a su contundente derrota y al advenimiento de una nueva esperanza en el gobierno popular del Frente de Todos. No se debe soslayar que el gobierno de JxC, que ahora intenta vanamente reinventarse; dejó la deuda externa, que nos hundió nuevamente en la dependencia de los prestamistas de Wall Street. Lo novedoso del sustento ideológico del presidente electo, es que se propone adoptar una doctrina perimida, que atrasa un siglo desde su origen, y que siempre resultó exitosa para las minorías corporativas, y un estruendoso fracaso para la vida de los pueblos y las naciones. Aquello de F. Hayek y M Friedman, con Margaret Thatcher como estandarte, sólo es patrimonio de núcleos ultra conservadores, que nada tienen que ver con mejorar la vida de las mayorías. Hay que asumir que se impuso en una parte de la sociedad aquello a lo que convocaba Thatcher: cuando agregaba a su mentado individualismo anti estado, su propósito cultural: “la economía es el método, pero el objetivo es el alma”. Algo de eso está ocurriendo aquí, en el revoltijo del descontento por la falta de determinación para mejorar la vida del Pueblo, especialmente de los millones de sectores humildes y clase medias, también desesperanzadas. Así es que, asistiremos al intento de aplicar violentamente una política contra el estado y sus funciones sociales en salud, educación pública, desarrollo industrial y científico, vía recorte drásticos de la inversión social pública, devaluación y aumento salvaje de los precios con la consecuente caída del salario. Para darle sustento histórico a su discurso Milei abandonó a Alberdi y en cambio reivindicó al presidente Roca, líder de las ideas y espada de la oligarquía, aunque soslayó su impronta pro estado y la instauración de la ley 1420 de educación pública, común, gratuita y obligatoria, inspirada por Sarmiento.
Las organizaciones políticas, sociales y los 11.5 millones de ciudadanos/as que sostuvieron con firmeza una notable militancia por el voto a Unión por la Patria, debaten democráticamente, mientras articulan la amalgama de ese gran entramado ideológico y político, que inevitablemente se deberá recrear, para afrontar las luchas que surgirán, en defensa de los derechos sociales, culturales y políticos que se pondrán en juego en los próximos meses.
El discurso del Gobernador Kicillof marca un punto de partida y futuro “se lograron muchos avances pero faltó rebeldía, más justicia social y distribución…. se trata de gobernar con coraje y amor a la patria”.