Casi como una metáfora de todo lo que se puede revertir con convicción y sin perder la alegría, la jornada empezó con un cielo gris, bastante nublado, pero hubo algunos destellos de sol. Y terminó con una gran fiesta callejera en las puertas del Centro Cultural de la Cooperación, en el corazón de la calle Corrientes, espacio donde se gestó la Autoconvocatoria de la Cultura: un llamado urgente a defender este espacio hoy amenzado por las derechas. “Más Cultura Siempre” fue el lema que resonó con fuerza el domingo por la tarde a metros del obelisco. Cientos de referentes de las artes y la cultura adhirieron a la convocatoria, entre ellos Alejandro Dolina, Cecilia Roth, Adolfo Pérez Esquivel, Cristina Banegas, Pacho O’Donnell, Felipe Pigna, Víctor Heredia, Luisa Kuliok. Con la presencia del ministro del área Tristán Bauer y de varios de estos referentes, entre una nutrida concurrencia, la convocatoria expresó una certeza: «Hay que comprometerse con la democracia que tanto nos costó».
La importancia de la dimensión colectiva quedó expuesta en un encuentro que tuvo todo el color y la diversidad de las expresiones artísticas: pasadas las 15 arrancó la grilla artística al ritmo de la música urbana y el rap, a cargo de estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes. Siguió una lectura colectiva a cargo de actores y actrices como Víctor Laplace, Ana Celentano, Raúl Rizzo y Pompeyo Audivert.
«En momentos en los que escuchamos discursos de odio tan agresivos, de destrucción y ataque a la cultura, me parece hermosa esta participación de distintos sectores”, celebró Bauer en diálogo con Página/12. Cuando se le consultó por el modo en que se debe enfrentar el avance de los discursos de derecha, reflexionó: “Hay que enfrentarlo de todas las maneras. Ayer (por el sábado) hicimos un gran concierto de orquestas sinfónicas infantojuveniles, fue la orquesta más grande de la historia argentina. Ver esa imagen de 2500 chicos llegando desde todas las provincias con sus quenas, sus violines y sus tubas para tocar en Tecnópolis, fue grandioso. La energía de esa música tiene que ver también con esto que estamos haciendo hoy: cada uno desde su perspectiva está defendiendo el modelo cultural y, sobre todo, el rol fundamental que tiene el Estado en esa construcción”.
Casi como una metáfora de todo lo que se puede revertir con convicción y sin perder la alegría, la jornada empezó con un cielo gris, bastante nublado, pero hubo algunos destellos de sol. Y terminó con una gran fiesta callejera en las puertas del Centro Cultural de la Cooperación, en el corazón de la calle Corrientes, espacio donde se gestó la Autoconvocatoria de la Cultura: un llamado urgente a defender este espacio hoy amenzado por las derechas. “Más Cultura Siempre” fue el lema que resonó con fuerza el domingo por la tarde a metros del obelisco. Cientos de referentes de las artes y la cultura adhirieron a la convocatoria, entre ellos Alejandro Dolina, Cecilia Roth, Adolfo Pérez Esquivel, Cristina Banegas, Pacho O’Donnell, Felipe Pigna, Víctor Heredia, Luisa Kuliok. Con la presencia del ministro del área Tristán Bauer y de varios de estos referentes, entre una nutrida concurrencia, la convocatoria expresó una certeza: «Hay que comprometerse con la democracia que tanto nos costó».
La importancia de la dimensión colectiva quedó expuesta en un encuentro que tuvo todo el color y la diversidad de las expresiones artísticas: pasadas las 15 arrancó la grilla artística al ritmo de la música urbana y el rap, a cargo de estudiantes de la Universidad Nacional de las Artes. Siguió una lectura colectiva a cargo de actores y actrices como Víctor Laplace, Ana Celentano, Raúl Rizzo y Pompeyo Audivert.
«En momentos en los que escuchamos discursos de odio tan agresivos, de destrucción y ataque a la cultura, me parece hermosa esta participación de distintos sectores”, celebró Bauer en diálogo con Página/12. Cuando se le consultó por el modo en que se debe enfrentar el avance de los discursos de derecha, reflexionó: “Hay que enfrentarlo de todas las maneras. Ayer (por el sábado) hicimos un gran concierto de orquestas sinfónicas infantojuveniles, fue la orquesta más grande de la historia argentina. Ver esa imagen de 2500 chicos llegando desde todas las provincias con sus quenas, sus violines y sus tubas para tocar en Tecnópolis, fue grandioso. La energía de esa música tiene que ver también con esto que estamos haciendo hoy: cada uno desde su perspectiva está defendiendo el modelo cultural y, sobre todo, el rol fundamental que tiene el Estado en esa construcción”.
La arena y el médano
El dramaturgo y director Mauricio Kartun fue otro de los que dijo presente. “La cultura ha sido tradicionalmente un acto político. En general lo es de manera implícita, pero en momentos como estos hace falta que además se vuelva explícita. Más allá de nuestras obras, de nuestros libros o de nuestras películas, es necesario que los artistas podamos decir sin la máscara de nuestras piezas qué es lo que pensamos», expresó. «Por otro lado, es la única alternativa que tenemos de juntarnos en una sola energía. A veces perdemos de vista que el artista, en su trabajo individual, está condenado a su condición de granito de arena y solamente juntándonos se vuelve médano. Esto es la búsqueda de un médano que, de alguna manera, empiece a ser de contención frente a algunos peligros que uno empieza a visualizar. Ojalá tengamos la altura suficiente como para contenerlo”.
“Hoy estoy acá defendiendo la cultura en un momento muy delicado porque la cultura, el arte y la ciencia corren peligro, entonces nos tenemos que juntar para decir Más Cultura Siempre, es lo que nos concita hoy a este acto», sumó Pompeyo Audivert. «La debilidad del gobierno ha dado paso a esta nueva variante que no conocíamos. Habrá que ver qué pasa, veremos cómo nos arreglamos en ese momento pero siempre nos hemos arreglado”.
Juntada
Otra de las que ocupó el escenario para leer las consignas fue Celentano, quien contó: “Hoy estoy acá porque nos juntamos con varios compañeros y compañeras muy preocupados después de las PASO. Fue una sorpresa poco grata el avance de un partido de ultraderecha; los artistas, los trabajadores de la cultura y los sindicatos nos sentimos realmente amenazados. Todavía estamos en el proceso electoral y las cosas pueden cambiar, pero nos parecía importante manifestar que somos parte importante de la sociedad, una parte que construye la Argentina junto a otras áreas. Es un poco agotador que frente a cada avance de la derecha tengamos que salir a destacar esto pero hay que hacerlo”.
El sociólogo y politólogo Atilio Borón definió la convocatoria como una “autodefensa de la cultura” porque “lo que está gestándose en el campo de la derecha fascista en Argentina es un retroceso brutal», y agregó: «Estuve mirando algunos antecedentes en la historia y nunca se vivió un clima como este, al menos desde el retorno de la democracia. Creo que ni siquiera en vísperas del golpe de 1976 había una exaltación de la muerte como está ocurriendo hoy con la candidatura de Milei. Me hace acordar al franquismo en España que gritaba: ‘¡viva la muerte!’ Por eso la gente de la cultura salió a la calle hoy a defender las conquistas que son irrenunciables. Es mucho lo que está en juego, no sólo en términos culturales sino también sociales”.
Según sostuvo el filósofo Ricardo Forster, lo que se defiende con esta convocatoria es “la relación entre cultura y democracia, entendiendo la democracia como pluralismo, diversidad, invención creativa, pensamiento crítico, respeto e inclusión del otro”. También destacó la “potencia creadora de la cultura” que necesita de una sociedad democrática: “No se trata de que la cultura sea rentable o que haya que invertir en cultura. Se trata de que la cultura deje volar la imaginación y sea capaz de interrumpir los discursos autoritarios y fascistoides que están dando vueltas en la sociedad argentina. La cultura es la danza, la música, la literatura, el cine, el teatro, pero sobre todo la multiplicidad de voces y la capacidad de sentirse libre para decir lo que uno tiene ganas de decir. Y la libertad también necesita de la igualdad”.
Uno de los rasgos más distintivos del encuentro fue, justamente, la diversidad: hubo rap y música urbana pero también danzas folklóricas y chamamé. Hubo lecturas y recitados pero también se bailaron las canciones de María Elena Walsh en la calle. Hubo ovaciones para acróbatas, bailarines y malabaristas. Los títeres caminaron entre la gente y hubo baile contemporáneo e instrumentos autóctonos. Pero sobre todo hubo alegría y fiesta para defender lo conquistado, para seguir luchando por un modelo que contemple a la cultura como un área esencial del desarrollo humano.