Página/12 | Opinión
(…guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Mateo 7:7,16).
La columna “La derecha contra la educación pública” publicada la semana pasada fue dedicada a la educación en la CABA. Posteriormente, se dio a conocer un informe muy importante sobre el tema, elaborado por el Observatorio Argentinos por la Educación. Del mismo surgen elementos clarificadores sobre esta temática tan transcendente para nuestra ciudad, y particularmente para la comunidad educativa, ya que algunos datos que aporta confirman críticas que vienen realizando los legisladores del FdT, sindicatos y diversos estudiosos. De la investigación, que relevó los datos del 2004 al 2021, surge que 12 de las 24 jurisdicciones disminuyeron su participación en los presupuestos educativos. El informe determina que la CABA es el distrito que menos invirtió en educación en los últimos 17 años, en los cuales la asignación de recursos se redujo casi en un 9%. Por esta política de los jefes de Gobierno M Macri y R Larreta la asignación presupuestaria actualmente es solo del 17%, logrando el patético récord de ser la jurisdicción que menos asigna a este rubro. Nuestra ciudad es acompañada en el último puesto por la provincia de Mendoza. Resulta imposible soslayar que ambas son gobernadas por el PRO y que administran distritos ricos con grandes presupuestos. En el otro polo, Salta y Neuquén son las provincias que más crecieron en esta temática: 8,1% y 6,6% respectivamente. Otro elemento fundamental que complementa el diagnóstico es que las dos provincias que sustentan la mayor proporción de su presupuesto educativo fueron la de Bs As con el 30,8% y Salta con el 28,8%.
El relevamiento pone en evidencia una marca negativa que expresa crudamente la ideología del PRO sobre la educación pública: nuestra ciudad no solo es la peor comparada con las otras, la inversión en educación es la más baja de su propia historia. Un oprobio que se intenta velar tras las brumas fabricadas por el marketing y los exabruptos reaccionarios de la Ministra Acuña contra la docencia, las agrupaciones sindicales y frente a las luchas reivindicativas de estudiantes y sus familias.
La ministra preferida del Jefe de Gobierno se propuso ser su sucesora sobre la base de desplegar una verdadera cruzada contra la educación pública, aunque siempre repitiendo la muletilla larretista de que la educación es prioridad de JxC. La parafernalia propagandística de ultra derecha no logró superar el cero coma % en las encuestas. Todo indica que la agresión a la cultura de la escuela y la universidad pública, choca contra una sólida valoración de la comunidad educativa y la mayoría del pueblo porteño que se nutrió de ella, y la siente como propia. La copiosa y ya aburrida propaganda de “la modernidad”, no logra ocultar las consecuencias reales de las políticas aplicadas: no solo decenas de miles de niñas/os quedan todos los años sin escolaridad, sino también sus prejuicios ideológicos clasistas contra la niñez proveniente de barrios pobres, la descalificación del lenguaje inclusivo, el desprecio a la docencia que “elijen la carrera como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras”, inclusive se sostuvieron políticas de vaciamiento de los institutos de formación docente, llegando al extremo de ajustar el presupuesto en las escuelas para estudiantes con discapacidad. El naufragio de las políticas educativas del PRO son tan patentes que su propio socio Martín Lousteau salió a criticarlas agriamente en el marco de la interna de JxC. Sus dichos son contundentes: “con qué cara podemos mirar a los padres si sus hijos no pueden conseguir una vacante”. La crítica del precandidato es tan tardía que resulta increíble y a todas luces oportunista. Queda claro que en estas controversias intestinas entre familiares, las convicciones no existen. El trabajo del observatorio señala la necesidad de profundizar los análisis sobre el financiamiento a cargo de las provincias, quienes deben afrontar con sus recursos el cumplimiento del umbral fijado por la ley de educación nacional. Esta norma de enorme trascendencia establece en su artículo 9 que la inversión en materia educativa no puede ser inferior al 6% del PBI y que “la educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social garantizado por el Estado”. En relación al tema que nos ocupa, la ley señala que “el Estado y las provincias tienen la responsabilidad indelegable de proporcionar una educación integral y permanente de calidad para todos y todas los habitantes de la nación, garantizando igualdad, gratuidad y equidad”. Esta ley forma parte de un cuerpo de reformas legislativas impulsadas por el ministro Daniel Filmus durante la presidencia de Néstor Kirchner, que resulta imprescindible incluirlas en este análisis: ley que fija 180 días de clase y garantías del salario docente, fondo nacional de incentivo docente, ley de educación técnica estableciendo un marco regulatorio, ley de protección integral de derechos de niños/as, y adolescentes que los reconoce como sujetos en ejercicio de la ciudanía, ley de financiamiento educativo y ley nacional de educación sexual integral. Presentados en forma conjunta, se aprecia claramente su trascendencia histórica, su sentido democrático y de verdadera modernidad en función de los cambios de épocas sociales y culturales.
En la semana se presentó también otro importante informe acerca de la problemática de acceso a la vivienda sobre la base de los datos del censo 2022. Del mismo surge que la tendencia a la reducción de propietarios se acentúa en todo el país, alcanzando una caída del 7% en 12 años. Resulta muy impactante el registro de que la CABA es la jurisdicción con el peor resultado en el rubro. La caída de propietarios de viviendas en nuestra ciudad es mayor del 10% entre los dos últimos relevamientos territoriales. En las 15 comunas el saldo fue negativo. La conclusión principal es que asistimos a un repliegue de las clases medias que no pueden resistir las actuales políticas del PRO en la materia. Dos prioridades de JxC contrariadas por la realidad.