De tierra de «oportunidades» a tierra «arrasada»

Minuto Uno | Opinión Por Juan Carlos Junio

m1 Un siglo atrás, más precisamente un 15 de abril de 1919, un periódico norteamericano de Nueva York publicaba una publicidad que decía: “Cuba, la tierra de las oportunidades”. Acababa de concluir la Primera Guerra Mundial, y Cuba se había transformado en el principal productor y exportador de azúcar. Sin embargo, con el fin de la guerra y el restablecimiento de los habituales canales de comercio, la demanda cayó, con ella se produjo una abrupta baja de los precios del monocultivo que había desplazado al café y crecido en base al desmonte rural. El resultado: beneficio para unos pocos terratenientes y para la poderosa United Fruit Company.
Por eso pareciera que la enajenación del patrimonio nacional se le ofreció nuevamente al primer mundo, pero ahora como farsa resulta inaceptable. Hace cuatro años el gobierno de Macri dio a conocer el prospecto para la emisión de deuda para pagarle a los fondos buitres bajo el lema: “Argentina, tierra de oportunidades”. A partir de allí, en un período récord, el anterior gobierno mutiló la estructura industrial, vapuleó el entramado social, cultivó una deuda que germinó como hierba mala y transformó a nuestro sistema productivo y al tejido social en la tierra arrasada sobre la que debemos transitar. En este caso las ganancias fueron a parar a unos pocos fondos de inversión y especuladores locales e internacionales, pero la historia en general no es muy distinta para los trabajadores y las trabajadoras y las mayorías de las clases medias.

La responsabilidad del anterior gobierno y del propio FMI deberá ser objeto de una investigación sobre lo hecho, como planteó recientemente Cristina Fernández. La problemática de la deuda pone al país en una situación extrema, ya que compromete el presente y el futuro. Sin un margen importante de tiempo no es posible disponer de recursos para atender las múltiples emergencias sociales y productivas. Tampoco es posible encarar de la mejor manera la construcción de un proyecto de país soberano que pueda usufructuar sus generosos recursos naturales y humanos. En este marco resulta imprescindible valorar el reciente anuncio de la incorporación de 1100 profesionales al CONICET, más un incremento de 25% en los subsidios dirigidos a la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que se suman a los aumentos del monto de las becas. Todo lo contrario de lo que hizo Cambiemos con su modelo de ajuste y endeudamiento. La experiencia propia e internacional demuestra que un país que aspira al desarrollo de su industria, debe invertir en ciencia y tecnología. Esto también es soberanía.

No está de más preguntar qué significa alcanzar un sendero sostenible. En principio, se trata de llegar a un acuerdo que permita que el país crezca. Va en línea con el pensamiento que acaba de transmitir el Presidente: “no puede ser que les pidamos a los sindicatos y jubilados que sólo aspiren a empatar este año y que los acreedores nos exijan siempre ganar y nos amenacen con ponernos al límite”. Una postura que explica la decisión reciente de reperfilar el bono AF20, exceptuando a los tenedores minoristas, dando un paso importante ya que postergó el pago de este bono, que dejó como “presente griego” el gobierno de Macri.

La corresponsabilidad de los acreedores es un argumento a tener en cuenta, tal como en su momento dijeron distintas personalidades como Joseph Stiglitz y ahora repuso con énfasis Cristina Fernández. El estatuto del FMI prohíbe prestar fondos que serán fugados, como ocurrió en nuestro caso, además de soslayar la imposibilidad de repago en los términos (plazo y tasas) establecidos. El descontento social que atraviesa a la región y los cambios que se están produciendo en el escenario geopolítico y comercial global, son aspectos que pesan a la hora de llegar a un mejor acuerdo. La determinación del gobierno argentino es clara, no se puede aceptar llegar a un arreglo con los acreedores externos rápido y a cualquier precio. En tal sentido, el ministro Guzmán fue contundente: “este gobierno no va a aceptar que la sociedad quede de rehén de los mercados financieros internacionales, ni favorecerá a la especulación sin el bienestar del pueblo”.

Es suma, no hay nada más prioritario que la enorme deuda social. Ese es el reto de la hora actual.

Nota publicada en Minuto Uno el 12/02/2020

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