Minuto Uno | Opinión
Por Juan Carlos Junio
Mientras el presidente Macri y sus ministros nos dicen a diario que el dólar está calmo por las reservas aportadas sustancialmente por el FMI; la economía real sigue en picada con prisa y sin pausa. Los recientes indicadores de la industria y la construcción volvieron a mostrar resultados negativos. En abril, el denominado indicador sintético de la actividad de la construcción del Indec arrojó una caída de 7,5% respecto a igual mes del año anterior.
Pero hubo otras bajas: el Índice de producción industrial manufacturero del Indec muestra una caída del 9%; y en abril el resultado interanual de algunos sectores fue aun peor: los textiles –18%, prendas de vestir y calzado –16%, maquinaria y equipo –24%.
Vemos también otras caídas muy simbólicas: la empresa de la marca de piletas Pelopincho tuvo que echar 38 trabajadores. Desde el verano pasado no pudieron colocar el 50% del stock que les sobró. Ello da cuenta del derrumbe en el nivel de vida de los sectores de la clase media que acceden a este tipo de productos para soportar el calor.
También nos enteramos que la cadena de electrodomésticos Frávega deja su enorme sucursal de Av. Cabildo. Ellos dijeron que “el dueño les pidió el local que alquilaban”, pero la verdad es que a este tipo de establecimientos hace tiempo se los ve desolados. La gente sin crédito no puede comprar electrodomésticos.
Por eso relanzaron el “Ahora 12”, que podría llamarse “Ahora sirve”. Cuando lo presentó el gobierno anterior fue criticado amargamente y decían que “no servía”. Ahora, en campaña electoral aparecen ciertos “analgésicos” con el fin de que algunos sectores de la clase media compren electrodomésticos.
En el mismo sentido van a lanzar un plan de descuentos para estimular la venta de autos. Por solo un mes destinarán $ 1.000 millones a subsidios de $ 20.000 en 0 km chicos y $ 40.000 en unidades medianas. En realidad es una medida más efectista que real, ya que no se ocupa de resolver el parate de las automotrices. El mes pasado, los patentamientos fueron un 53% inferiores a mayo de 2018 y acumulan una caída de 51% en lo que va del año. Al aplicarse solo un mes, se parece más a la lógica de las “promos” comerciales que a una política pública.
Ahora bien, se apuran a dar facilidades para comprar autos y electrodomésticos pero ¿no se les ocurre regular el precio del pan que supera los $100 el kilo? O la salud que en los últimos 12 meses sufrió un aumento de precios del 60%, por encima del 56% de la inflación general y que no se compadece con ningún incremento salarial. Surge una pregunta obligada ¿Por qué no hacen un plan Salud o un plan Pan?
Y como estamos con el pan, debemos registrar que en 2018 el kilo de harina aumentó 170%. En tal sentido, el presidente del Centro de Industriales Panaderos de Buenos Aires sostiene que los molinos son responsables de este aumento. El representante dijo además que “nosotros siendo país productor pagamos más cara la harina que el precio internacional, y más cara que en EEUU donde la exportamos”.
El otro gran problema es el de la salud: en medio de una feroz inflación se autorizó un nuevo incremento en la medicina prepaga del 17,5%. Se implementará en tres tramos: 5,5% en julio, 6% en agosto y 6% en septiembre. Pero ya nos habían puesto aumentos en febrero y mayo. Si sumamos todo llegamos al 30%. A este ritmo difícil pensar que no haya subas de aquí a fin de año. Por su parte, según el CEPA, en abril los 50 remedios más consumidos por la población se dispararon un 9 %, los diez más demandados subieron sólo en un mes un 16%, y algunos llegaron al 24%.
Si pasamos a la macroeconomía, y nos corremos un poco de la avalancha informativa que nos explica que este veranito del dólar quieto es el mismísimo paraíso; vemos que se ha hipotecado el futuro con el FMI para nada. En el 2001 el Fondo junto a otros organismos nos metió una deuda de 40.000 millones de dólares con el Blindaje, que no sirvió para nada, ni para sostener la convertibilidad, solo financió la fuga de capitales. Ahora nuevamente nos endeudaron por 57.000 millones y reiteraron su aceptación para financiar la fuga.
Así las cosas, Argentina es récord: concentra el 61% de la deuda mundial que otorgó el FMI. El resto está repartido en otros 16 países, como Jamaica, Irak, Angola, Barbados, Sri Lanka, Moldavia, Gabón. Recordemos que cuando uno llega a pedirle al FMI es porque está en una urgencia.
Ahora salió la doctora Lagarde del quirófano, y con el paciente anestesiado, se saca el barbijo y nos dice muy tranquila que le erró al diagnóstico, y que “subestimó la inflación”. La frase textual completa fue: “Es una situación económica increíblemente complicada que creo que muchos jugadores, incluidos nosotros mismos, subestimamos un poco”.
Ahora, la Directora Lagarde, se dispuso a entrar directamente en la campaña electoral, cuando la semana pasada se puso a criticar a Cristina Kirchner. El FMI dejó los discursos técnicos y se puso a opinar e intervenir en la política nacional, revelando sus preferencias políticas en contra de una candidata. En octubre habrá que elegir qué Cristina necesitamos, “Lagarde o Fernández”.
Nota publicada en Minuto Uno el 14/06/2019