No cabe duda que el triunfo electoral de la alianza que proclamó a Mauricio Macri como Presidente constituye una derrota circunstancial para el Proyecto Nacional, Popular y Democrático iniciado el 25 de Mayo de 2003.
Nuestro Partido saluda a todo el pueblo argentino por la realización de un acto eleccionario impecable y transparente. Como parte del espacio kirchnerista, también saludamos a quienes con el voto defendieron un modelo de país soberano e inclusivo, y a la militancia que pese a la gran ofensiva ideológica de los sectores reaccionarios batalló cada voto en la calle, los parques y las plazas, y advirtió el peligro que se cernía sobre nuestro pueblo.
Lamentablemente, por un muy pequeño margen, la derecha logró su cometido. Sin embargo, el análisis no puede agotarse en los votos obtenidos por el Presidente electo y en su figura, sino que debe ser abarcativo de lo que se expresó en el 48,6% del electorado que respaldó a Daniel Scioli y en la plural configuración del Parlamento Nacional, los poderes provinciales y las intendencias.
La realidad indica que el nuevo Presidente no asumirá con el camino totalmente allanado para arrasar las conquistas logradas en todos los ámbitos, tanto en política nacional como internacional. Deberá tomar debida nota de la existencia de un Congreso Nacional en el cual el Frente para la Victoria y sus aliados, dentro de los cuales nos encontramos, continuará siendo la mayoría con quórum propio en la Cámara de Senadores y la primera minoría en Diputados. Además, en cuanto a las provincias, un complejo y variado arco expresa una realidad que lógicamente lo obligará a negociar. Somos conscientes de que se inicia una nueva etapa que sin duda estará colmada de contradicciones y disputas. Incluso, ante esta configuración no podemos descartar que se alienten divisiones hacia el Frente para la Victoria que faciliten luego la labor de la coalición de la derecha.
Nuestra tarea de ahora en más será la de defender los importantes avances y conquistas alcanzados durante el período liderado por Néstor Kirchner, primero, y por la Presidenta, después. Vamos a levantar junto a las demás fuerzas del espacio kirchnerista una bandera irrenunciable, la de concebir que derechos fundamentales como el empleo, la Asignación Universal, la jubilación y su actualización periódica, las negociaciones paritarias, las políticas de inclusión, la reparación a las víctimas de la última dictadura y la política de derechos humanos con sus pilares de Memoria, Verdad y Justicia, entre otros tantos, son conquistas que forman parte del patrimonio de los argentinos, con independencia del gobierno que los hizo posible. Cualquier intento de avasallarlos, de hacernos retroceder en este acervo común, seguramente va a encontrar la resistencia de nuestro pueblo. Así nos sumamos al repudio masivo al editorial oprobioso del diario La Nación que justifica el terrorismo de Estado de la dictadura militar y convoca a revisar las condenas de los represores. Las declaraciones de Macri, acerca de que la justicia seguirá su curso sobre los juicios por los crímenes de lesa humanidad, perfilan el tratamiento como de mera competencia judicial, eliminando el contenido de política de Estado al juicio y castigo a los culpables que se implementa desde 2003.
Tanto la ambigüedad y la contradicción del macrismo en la campaña como las primeras declaraciones de Macri como Presidente electo confirman nuestra caracterización del plan que pretenden llevar a cabo, sin duda restaurador-neoliberal. Aunque inicialmente se lo maquille de gradualismo, lo que se avizora es un plan de ajuste. La diferencia sería entonces meramente táctica y no de fondo. Y lo preocupante es precisamente ese fondo que inevitablemente afectará el poder adquisitivo de los argentinos y pondrá en cuestión todas las conquistas logradas.
Será necesario estar atentos y actuar rápidamente, movilizando y protagonizando en los más variados niveles una real oposición a la política enunciada por la alianza, que pretenderá de forma triunfalista desconocer la real paridad demostrada en el acto electoral e imponerse como ganadores absolutos y únicos dueños de los destinos del país. No olvidemos que los poderes concentrados y los elefantes mediáticos y sus redes que tanto hicieron para horadar la conciencia social de una mitad de la ciudadanía, ahora, desde la complicidad gubernamental, no cejarán en demonizar todo lo realizado para justificar sus planes de ajuste, pauperización de nuestro pueblo y entrega de la soberanía.
Debemos continuar denunciando el objetivo esencial que el nuevo gobierno intentará cumplir, que no es otro que volver a colocar a la Argentina en la órbita de los países periféricos de la globalización trasnacional. No se trata de medidas de coyuntura económica, en realidad persiguen implementar las mismas recetas con las que el capitalismo a nivel global condujo a toda la humanidad a esta gran crisis en la cual han sumergido a tantos países. Esto significaría un profundo retroceso para la Argentina no solo en materia económica sino también social y cultural.
Y también avanzan, sin pausa, en virar en materia internacional, hacia las tristemente célebres relaciones carnales con el coloso del norte y a la sumisión a los organismos internacionales y corporaciones trasnacionales. Van desde estas líneas nuestra solidaridad con Venezuela y su pueblo y nuestro repudio a las declaraciones realizadas por el Presidente electo.
Como vemos, en estas primeras horas, haciendo apenas un repaso de algunas cuestiones esenciales, surgen suficientes elementos para generar inquietud sobre nuestro futuro inmediato. Sin embargo, al margen de todo dramatismo, confiamos en la capacidad del pueblo y sus organizaciones políticas y sociales para defender las conquistas. Las elecciones no solo mostraron un ganador, sino también, simultáneamente, casi una mitad de los votantes decididos a sostener un modelo de país que fue reivindicado durante toda la campaña electoral por Daniel Scioli. Hay en esas palabras y en esos votos un claro programa y una base de sustentación para encarar el nuevo escenario.
Convocamos a toda nuestra militancia a enfrentar con decisión la ofensiva que se avecina sobre lo conquistado y, con la unidad y diversidad necesaria, contribuir a generar una oposición responsable e inclaudicable.
Partido Solidario – Dirección Nacional
Juan Carlos Junio – Secretario General
Carlos Heller – Presidente