La cicuta de Merkel

Tiempo Argentino | Opinión
El Fondo Monetario Internacional (FMI) actualizó en forma reciente su visión de la economía mundial, mostrando nuevamente una situación volátil que se está transformando en crónica

Por Juan Carlos Junio


El Fondangelao Monetario Internacional (FMI) actualizó en forma reciente su visión de la economía mundial, mostrando nuevamente una situación volátil que se está transformando en crónica. El informe registra un repunte muy lento en las economías desarrolladas y un peor desempeño en las emergentes en desarrollo, las que están afectadas por la caída de los precios de las materias primas, el menor crecimiento en China y el empeoramiento de las condiciones financieras externas.
Como es costumbre, el FMI ajustó otra vez a la baja sus pronósticos de actividad global (los últimos se dieron a conocer hace apenas tres meses), lo cual es un reconocimiento implícito del fracaso de la visión ultraconservadora que el Fondo sigue pregonando obstinadamente. Resulta preocupante la situación de nuestra región, en particular la de Brasil, el país más grande, cuyo Producto Bruto Interno se contraería en 2015 un 1,5%, es decir, 0,5 puntos porcentuales más de caída que en la estimación de abril de este año. La declinación brasileña seguirá afectando a nuestro país por vía del retroceso comercial.
En este contexto de menor crecimiento del bloque emergente, resulta necesario mencionar la ferocidad con la que están actuando las corporaciones mundiales y los políticos líderes del capitalismo neoliberal, dispuestos al disciplinamiento a escala planetaria ante el menor atisbo de autodeterminación popular con búsqueda de democracias que distribuyan riquezas y defiendan la soberanía de sus recursos naturales.
Grecia es por estas horas el ejemplo más palpable de la extorsión deliberada de las potencias europeas y el gran capital financiero, en particular de Alemania, que incluso endureció su postura tras el referendo en el que el pueblo rechazó mayoritariamente el nuevo ajuste. Angela Merkel y los banqueros privilegian el castigo ejemplificador al gobierno griego por haber convocado al plebiscito popular, en vez de allanarse en forma irrestricta a lo dispuesto por la troika, cuyo objetivo es evitar el contagio político hacia otros países de la vieja Europa, particularmente a los de su periferia.
Por ello, el saliente ministro de Economía de ese país, Yanis Varoufakis, afirmó que el comunicado de la cumbre de la Eurozona debe leerse «como un documento sobre los términos de la capitulación de Grecia», y que «no es más que la conclusión de un golpe de Estado de las potencias extranjeras que usaron los bancos en lugar de los carros armados». No es un dato trivial que, en el punto más álgido de las negociaciones, la Unión Europea le haya cerrado el grifo de liquidez de emergencia a las entidades financieras griegas, paralizando por completo el sistema de pagos y generando una situación de zozobra en la ciudadanía.
Si se imponen las políticas extorsivas de Alemania, Grecia no tendrá quita alguna de su impagable deuda, por el contrario tendrá que sufrir una mayor austeridad fiscal, privatizar sus empresas públicas, bajar aún más las jubilaciones, y flexibilizar el mercado laboral, particularmente restringir el derecho de huelga y las negociaciones colectivas. En suma, deberá ingerir mayores dosis de la medicina fracasada que los gobiernos de derecha liberal y socialdemócratas aceptaron incondicionalmente. La pócima ya se parece a la clásica cicuta; el fruto amargo de esas conductas políticas conciliadoras los llevó a perder más de un cuarto de su ingreso nacional y a incrementar el desempleo promedio a niveles mayores al 25%, superando el 50% en el segmento de los jóvenes.
El final de la historia nunca está escrito, aunque las perspectivas son desalentadoras, a tal punto que incluso el propio FMI llegó a decir, sin ningún tipo de autocrítica, que más allá del acuerdo, la deuda griega es insostenible. Un endeudamiento irresponsable que, según señalara recientemente Atilio Borón sobre la base de información provista por la Agencia Europea de Defensa, en una cuarta parte debe ser explicado por la compra de armamento. Grecia cuenta con el mayor número de submarinos de Europa, ocho contra siete del Reino Unido y seis de Alemania, y también posee la mayor flota de aviones de combate, 287 contra 274 de Francia y 230 del Reino Unido. Material bélico que jamás utilizará para la defensa de sus fronteras.
Los hechos comentados dejan al desnudo el trasfondo extraeconómico que subyace en la crisis. Al respecto, el ministro de Economía Axel Kicillof fue claro al señalar: «los buitres son un instrumento privatizado de presión sobre los países. Lo que no nos puede hacer el FMI, lo que la Embajada (estadounidense) (…), no quiere, no se atreve a hacer, queda en manos de los buitres». Fronteras adentro, la amplificación de estos temas queda en manos de los medios monopólicos de comunicación, aunque cada vez les resulta más difícil influir sobre el humor social y la opinión pública.
De hecho, a pesar de las dificultades que se observan en la región como consecuencia de la crisis capitalista, nuestro país ha comenzado a mostrar señales positivas que dan cuenta de una salida de la situación de amesetamiento del nivel de actividad económica, lo cual resulta esencial para sostener los altos niveles de empleo, de consumo y de producción. También se ha logrado una importante desaceleración de los precios, a la par que se sigue avanzando con las políticas sociales y de impulso de la demanda interna. Todos ellos son elementos clave para el sostenimiento de los objetivos rectores del actual modelo de inclusión y distribución de la riqueza.
Ciertamente los desafíos son ciclópeos, sin embargo, existe una percepción en la sociedad de certidumbre y de una perspectiva futura de bienestar, a pocos meses de la elección presidencial. Ante este panorama, es esperable que, desde los medios que expresan al bloque opositor, tratarán de anclarse en el consabido alarmismo, promoviendo subrepticiamente la dinámica del dólar ilegal y otras «catástrofes», tal como se observó en los últimos días. No obstante, no parece que resulte suficiente para coronar el anhelo de los intereses políticos que se nuclean en el Foro de Convergencia Empresarial, deseosos de que el gobierno llegue desgastado al final de este mandato presidencial, como aquel añorado pato rengo que nunca se presentó.

Nota publicada en Tiempo Argentino

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