La democracia se impone a los monopolios mediáticos. Por Juan Carlos Junio

Promediando el mes de mayo se conoció públicamente la propuesta del Grupo Clarín para adaptar su cantidad de medios y licencias a lo establecido por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Podría apreciarse como un movimiento lógico y natural, sin embargo no fue así. Cumplir con la ley no fue el reflejo del monopolio conducido por Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto. Durante cuatro largos años, el Grupo, acompañado por distintos sectores políticos y empresarios, fue presentando una sucesión de obstáculos jurídicos para bloquear la aplicación de la ley hasta que finalmente, en octubre de 2013, se logró el pronunciamiento favorable y definitivo de la Corte Suprema.

Con el aval de la Corte y la firme decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de avanzar en el cumplimiento de la Ley, la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) que encabeza Martín Sabbatella intimó a los grupos que aún no lo habían hecho a que presenten sus planes de adecuación.
La Afsca ya trató y aprobó las propuestas de la gran mayoría de los grupos y otro tanto se resolverá próximamente -la fecha es el 9 de junio-.

En este marco, Clarín debió cumplir con la obligación de presentar su plan de adecuación. En principio, la propuesta del grupo económico avanza en la división del monopolio en seis unidades diferentes y el fraccionamiento de Cablevisión en tres empresas.

Con los nombres de los futuros compradores aún no presentados, salvo el interés del Grupo Perfil en adquirir una de las partes, la novedad se presenta en las unidades 1 y 2. La primera seguiría llamándose Grupo Clarín y estaría integrada por las señales principales: Canal 13, Radio Mitre, FM 100; Todo Noticias (TN); 24 licencias de Cablevisión y los medios gráficos del grupo (no regulados por la ley de SCA). La segunda unidad con Cablevisión, en la zona del AMBA, Fibertel y la señal de cable Metro, son las más redituables. Lo que sin duda sorprendió a muchos es la noticia de que la unidad 1 quedaría en manos de José Aranda y Lucio Pagliaro y que la unidad 2, sin los medios emblemáticos, sería para Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto. ¿Se puede hablar de una unidad política y otra económica?
Esta separación obliga a cada una de las unidades a tener estructura, financiamiento y producción totalmente propias e independientes de las otras. Desde ya, nada impedirá que los medios puedan optar por líneas editoriales similares, pero no puede haber vínculo económico, contable ni operativo alguno entre ellas. Independientemente de la forma en que se resuelva técnicamente la adecuación del más grande núcleo oligopólico de medios de comunicación del país, es muy importante destacar la decisión política del Gobierno Nacional de hacer cumplir la ley de la democracia en todos los aspectos. La demora de cuatro años por las presiones del poder mediático fue un claro menoscabo de la voluntad popular. La ley de medios es una iniciativa de un poder legítimo del Estado como lo es el Ejecutivo, que logró la aprobación de otro poder legítimo como es el Parlamento. Pero, además, es un caso valiosísimo de participación popular en todo el proceso previo de debate.

Además, entre muchas otras decisiones, la Afsca ha realizado concursos públicos para frecuencias de radio FM en distintos puntos del país, otorgó más de 160 autorizaciones a servicios audiovisuales para el sector público y 54 licencias de servicios de televisión por cable a pymes y cooperativas, además de proyectos de financiamiento en todo el país. Fue muy importante también, desde una perspectiva de avanzar hacia una democracia más participativa, la creación en 2013 de la Defensoría del Público, que ya recibió más de 2.000 presentaciones a partir de las cuales va teniendo un creciente protagonismo y una positiva valoración de la sociedad.

Sin duda, el 2014 será el año de la adecuación completa de los grupos a lo que establece la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. La época en que los grandes conglomerados empresarios podían torcerle el brazo al poder político para beneficio propio va quedando atrás. El contenido democrático y pluralista de la Ley de Medios y la decisión con que ha actuado el Gobierno son una elocuente demostración.

Ciertamente, los oligopolios asfixian a la democracia. El recuerdo del pensamiento de Mariano Moreno siempre resulta valioso: «El monopolio es un atentado contra la libertad humana».

Nota publicada en Miradas al Sur el 8/06/2014. Edición N°316, Año 7.

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