La situación de de la cooperativa Alé Alé requiere ante todo de un enfoque social. Se trata de la vida de 40 trabajadores que reivindican el trabajo como un derecho humano y constitucional y que, de forma pacífica y responsable, reclaman a la otra parte y a la justicia un plazo razonable para trasladar el restaurante a otro lugar, con el objetivo de preservar las fuentes de trabajo y la prestación del servicio.
En Alé Alé la vida demostró una vez más que el cooperativismo como forma asociativa, social y cultural resulta virtuosa, ya que los trabajadores despliegan una actividad productiva eficiente que la comunidad valora: desde fines del año 2012 a la fecha la concurrencia al local gastronómico de Villa Crespo se ha duplicado.
Quienes venimos acompañando esta lucha desde sus inicios, vemos aquí un caso notable de consenso de distintas fuerzas políticas, organizaciones sociales y organismos públicos como el Ministerio de Trabajo y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social. Desde la legitimidad y la firmeza de su lucha, los trabajadores han acumulado un capital simbólico y democrático notable.