El Senado y Cámara de Diputados,…
ARTICULO 1º – Instituyese el 10 de Enero como «Día Nacional de la Mujer Migrante» con el objeto de conmemorar el asesinato de la Sra. Marcelina Meneses y su bebé.
ARTICULO 2º – El Ministerio de Educación de la Nación y las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones propondrán la inclusión en los respectivos calendarios escolares de jornadas reflexivas en relación al «Día Nacional de la Mujer Migrante» instituido por el artículo anterior, con el objeto de generar conciencia respecto de la necesidad de una sociedad integrada y respetuosa de las diferentes nacionalidades y culturas que conviven en ella.
ARTICULO 3º – Facúltese al Poder Ejecutivo nacional para disponer en los distintos ámbitos de su competencia la implementación de actividades específicas, en el mismo sentido que el dispuesto para la comunidad educativa en el artículo segundo de la presente ley.
ARTICULO 4º – Comuníquese al Poder Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 10 de enero del 2001, Marcelina Meneses, de tan sólo 30 años de edad, de nacionalidad boliviana, se subió al tren junto con su bebé, Alejandro Josua Torres, de 20 meses, con el fin de llegar al Hospital Fiorito de la ciudad de Avellaneda, al sur de la Provincia de Buenos Aires. Marcelina subió al tren con varias bolsas en un brazo y su bebé en el otro. En el recorrido, sin querer rozó a otro pasajero con la bolsa, éste comenzó a insultarla, y Marcelina de pronto se vio envuelta en una discusión: «Boliviana de mierda, ¿no mirás cuando caminás?» la habría insultado el hombre, siguiendo la agresión con otras frases xenófobas y racistas.
Pero lo peor estaba por venir. Alguien empujó a Marcelina y a su bebé del tren. Los cuerpos aparecieron sin vida junto a las vías del ex Ferrocarril Roca antes de llegar a la Estación Avellaneda.
Julio César Giménez es el único testigo que hay en la causa. Su esposa, de nacionalidad boliviana, lo alentó para que declare lo que había visto y es así como Giménez decidió contactar a la familia de Marcelina, a través de los carteles que pegaron en las estaciones del Ramal Roca, para pedir que quienes hubieran visto lo que pasó el 10 de enero de 2001 declararan ante la justicia. Lo que Giménez contó cambió el curso de las cosas.
«(…) Marcelina subió alrededor de las 9.05 en la estación de Ezpeleta. Ella quedó parada, con el bebé en la espalda, y cargada de bolsos, a metros de la puerta que da al espacio que hay entre vagones. Cuando se acercaban a la estación Avellaneda, antes de la curva que pasa frente al estadio de Independiente, ella se acomodó para enfilar a la salida y en ese movimiento rozó, con los bolsos, el hombro de un pasajero de unos 65 años, de saco marrón, que le gritó: ‘¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!’. La mujer calló. Giménez intervino: ‘Che, tengan más cuidado, es una señora con un bebé’. Y terció un segundo pasajero: ‘Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos’. Giménez siguió discutiendo. ‘Pará la mano hermano, que eso es lo que venden los políticos. Somos todos latinoamericanos’, opinó. Y le gritaron:’¿Vos qué sos? ¿Antipatria?’. (…) Desde el fondo apareció un guardia. Se había formado la fila para bajar. El uniformado avanzó hasta que escuchó la discusión y los insultos xenófobos. ‘¡Uh! ¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo! ¡Me tienen podrido! ¡Yo me las tomo!’, dijo. ‘Fue una cosa de segundos. Se había sumado otra gente. Hubo más insultos y escucho que uno que estaba de ropa de Grafa le dice a un compañero: ¡Uy, Daniel, la puta que te parió, la empujaste!’. El testigo asegura que entonces el tren se detuvo». Desde el comienzo, la empresa TMR desmintió a Giménez y sostuvo que Meneses murió al ser rozada por el tren cuando caminaba junto a las vías del Roca, entre las estaciones de Avellaneda y Gerli.
Marcelina estaba casada con el albañil Froilán Torres, con quién vivía en la localidad de Espeleta y tenía otro hijo de 3 años. Trabajaba como repositora de un supermercado y había llegado a la Argentina hacía 5 años. Su esposo llevó adelante la intensa búsqueda de testigos del asesinato de su compañera y su pequeño hijo. A pesar de las adversidades, y de los malos tratos que debió sufrir por ser migrante, nunca bajó los brazos. Aunque las muertes de Marcelina y su bebé aún continúan impunes.
La historia de Marcelina Meneses es la historia de toda una comunidad, la migrante. Es el fiel retrato de una sociedad intolerante hacia lo desconocido, lo distinto. Es la historia de la xenofobia en la Argentina, que afecta con especial énfasis a las mujeres de esta comunidad, ya que ellas constituyen un colectivo por de más vulnerable, víctimas de constantes situaciones de maltrato, de explotación y de vulneración de sus derechos humanos.
Argentina es un país que, desde el punto de vista de política migratoria, ha producido un avance sustantivo en cuanto a considerar a la migración como un «derecho esencial e inalienable de la persona», en la medida que la normativa vigente se construyó esencialmente desde una perspectiva de derechos y en total consonancia con los instrumentos internacionales adoptados por Argentina.
No obstante las mujeres migrantes y refugiadas experimentan, en buena medida, dificultades para acceder a los sistemas de protección de los derechos humanos. En muchos casos, puede observarse el trato arbitrario que reciben por parte de distintas autoridades públicas, la discriminación, la xenofobia, las dificultades en el acceso a servicios básicos como salud, educación o vivienda, y la ausencia de políticas públicas que apunten a la prevención de la discriminación hacia ellas, entre otros.
Mediante el presente Proyecto, se pretende instaurar el 10 de Enero como el «Día de las Mujeres Migrantes», en primer lugar, como un homenaje a Marcelina Meneses y a todas las mujeres migrantes que día a día se enfrentan con situaciones de violencia y discriminación. Tenemos la firme convicción de que a través de iniciativas como estas se concientizará y sensibilizará a la sociedad sobre las consecuencias tan negativas de la discriminación, la xenofobia y el racismo. Ayudará sin dudas a visibilizar la realidad de discriminación y violación de los derechos humanos que vivieron y viven muchas mujeres migrantes en los ámbitos socioeconómicos, políticos y culturales; para, de esta manera, incidir en instancias gubernamentales en la formulación e implementación de políticas públicas que afirmen modelos de desarrollo sustentado en el reconocimiento y respeto de las identidades étnicas y de género, y problemáticas comunes a toda la región entre las que se destacan la pobreza, la violencia contra las mujeres y el VIH- SIDA.
Por otro lado, se quiere reconocer la importancia y el fundamental aporte que las mujeres migrantes hacen en nuestra sociedad. La innegable presencia e importancia de la mujer migrante en los distintos flujos migratorios se ha materializado en una mayor presencia y visibilidad social y económica de estas mujeres, no sólo como trabajadoras sino también como cabezas de familia, en los procesos de reagrupación familiar como en la relación fundamental que mantienen con sus países de origen.
Por los motivos expuestos solicito a los señores y señoras legisladores acompañen con su voto afirmativo solicitar al Poder Ejecutivo Nacional, a través del organismo que corresponda, instituya el día 10 de enero como «El día de la Mujer Migrante» incorporándolo al Calendario Escolar
Firmantes: HARISPE, GASTON – BIDEGAIN, GLORIA – PUCHETA, RAMONA – JUNIO, JUAN CARLOS – PLAINI, FRANCISCO OMAR – CARMONA, GUILLERMO RAMON – SACCA, LUIS FERNANDO – GARRIDO, MANUEL – SEGARRA, ADELA ROSA – CORTINA, ROY – RUIZ, AIDA DELIA.