Revisionismo mileista: «Tienen la cabeza llena de ratas»

Página/12 | Opinión

mileiocampoEn los últimos días, los principales referentes políticos de la ultraderecha autoproclamada “libertaria” se lanzaron a intervenir en la lectura de nuestra historia, poniendo el acento en la figura de San Martín y en el proceso de liberación nacional del colonialismo español.

El principal protagonista de esta “revisión histórica” es Emilio Ocampo, uno de los referentes de Javier Milei, cuyo currículum exhibe su formación y pertenencia ideológica: ex Citibank, ex Chase Manhattan Bank, ex Morgan Stanley, Master Bussines Administration (MBA) en la Universidad de Chicago, profesor de historia económica y finanzas de la ultraliberal UCEMA. Resulta incontrastable la condición de experto en finanzas y economía. Sin embargo, es incomprensible que los medios de comunicación lo presenten como “historiador”. Si observamos sus opiniones, se aprecia que actúa como un opinólogo político sobre acontecimientos cruciales de nuestra historia patria, sin respetar las nociones básicas de la metodología de análisis de esta ciencia social, y además, procede con un temerario forzamiento de los acontecimientos, con el propósito imposible de “probar su tesis”. Según relata el periodista Daniel Santoro (Clarín), el pretendido historiador afirma que San Martín es un mito creado por Bartolomé Mitre en su libro Historia de San Martín y la emancipación sudamericana.

El Sr. Ocampo -que dice orgullosamente ser descendiente de Carlos M. de Alvear, quien traicionó a San Martín y le propuso al embajador inglés en Río de Janeiro: “queremos ser colonia británica”- también afirma que San Martín no debe ser considerado Padre de la Patria, ya que esa caracterización alimenta la falsa idea de la excepcionalidad argentina. Se nota que al banquero lo perturba que nos valoremos como un pueblo con una identidad fuertemente arraigada en la historia, y con grandes líderes como San Martín, Belgrano, M. Moreno, B. Monteagudo, Artigas, J. J. Castelli y Güemes.

No podía estar ausente la crítica al “caudillismo autoritario, que necesita un líder fuerte que actúa contra los opresores extranjeros y la oligarquía apátrida”. El economista de la ortodoxia liberal reitera la tradicional visión de las elites conservadoras contraria a los populismos y movimientos políticos reivindicativos o revolucionarios de todas las épocas de nuestra historia.

En la misma línea, “descubre” que San Martín estaba subordinado a los británicos, ya que les consultó sobre el cruce de los Andes. La afirmación no responde a ninguna fuente seria, ni a la conducta política que sostuvo El Libertador en toda su actuación a lo largo de esa década crítica y determinante de nuestra historia. Su norte fue siempre la liberación e independencia definitiva del colonialismo español, desde una perspectiva americanista, compartida por los otros grandes líderes de nuestra América: Bolívar, Sucre, O’Higgins.

Otro cuestionamiento esgrimido por el referente de Milei es el supuesto abandono del terreno luego del triunfo de Chacabuco, que habría impedido la derrota del ejército español. El señalamiento es infundado. Luego de la victoria de Chacabuco del 12 de febrero de 1817, y superada la derrota circunstancial de Cancha Rayada, el ejército sanmartiniano derrota en Maipú a los realistas el 5 de abril. Esa victoria será definitiva, ya que el ejército español fue diezmado sellando definitivamente la liberación e independencia de Chile, y abriendo paso a la otra fase del plan: la gran operación marítima que concluiría en la ocupación del Perú. La estrategia político-militar sanmartiniana fue coronada por la entrada triunfante en Lima.

Los voceros de la ultraderecha, se ocuparon también de descalificar al ya querido y legitimado “Zamba”, del canal Pakapaka, muy especialmente entre nuestros niños. El candidato “libertario” porteño, Ramiro Marra, no soporta que Zamba se sienta feliz y orgulloso de su identidad patriótica sanmartiniana. Tanto Zamba como Nina, el Niño que lo sabe todo, la señorita Silvia y el Cauteloso tienen claro quiénes son sus admirados líderes de la revolución americana. El Sr. Marra proclama su condición de español autopercibido y reivindica a los realistas, siguiendo el pensamiento de Mauricio Macri, quien años antes pidió disculpas a “mi querido Rey” de España por la Independencia, concluyendo que nuestros patriotas habían sentido angustia por tener que independizarse.

Pero faltaba que se sume a la campaña ideológica del mileismo otro profesor de la UCEMA. Martín Krause, candidato a titular de Educación en un eventual gobierno de Milei, comparó al Estado argentino con la Gestapo, la policía secreta de Hitler. El “educador” sostuvo que por nuestra ineficiencia crónica, los argentinos habrían matado muchos menos judíos de los que murieron asesinados en la Shoá. Su jefe lo defendió y aceptó “sus disculpas”.

Como dice La Bersuit, estos exponentes de la ultraderecha antidemocrática “tienen su cabeza llena de ratas, te compraste las acciones de esta farsa”.

Lo cierto es que estos falsarios se proponen destruir nuestros valores, vaciando nuestra historia y denigrando a los fundadores que le dieron identidad a la Patria independiente de España, y como reclamó San Martín, de “toda otra dominación extranjera”.

Aprendamos del pensamiento de Rodolfo Walsh: “las clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, ni doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan”.

Estos grotescos personajes de ultraderecha no inventan nada en sus pretensiones de dañar la memoria colectiva y a nuestros símbolos fundacionales más queridos.

Vale la pena, como siempre y más que nunca, recoger el legado sanmartiniano, y su fuerte determinación de cambiar la historia. La liberación de un continente con sus fenomenales riquezas y su identidad americanista en ciernes se transformó en uno de los acontecimientos más notables de la historia humana. Se abría una nueva era.

Aquí estamos, interpelados a la continuidad de la lucha por aquellos sueños todavía inconclusos.

* Juan Carlos Junio es secretario general del Partido Solidario, profesor de Historia (UBA).

Nota publicada en Página/12 el 06/10/2023

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