Página/12 | Opinión
En la medida que se acorta el camino hacia las PASO los líderes de Juntos por el Cambio van protagonizando una suerte de torneo de represores, peleando por mostrar quien es el más capacitado y tiene mayor temple para imponer lo que conceptualizan como “orden”, siguiendo la vieja tradición de los conservadurismos civiles y militares de constituirse en partidos del orden. La agenda de seguridad, tan sobreexplotada por la derecha, la ultraderecha, quienes también ofrecen un ala que se presenta como centro derecha moderna; intenta expandirse utilizando el miedo que genera la inseguridad, tanto el que surge de la realidad, como el que construyen los medios, exagerando y creando imágenes televisivas de terror.
Así es que se lanzaron a medrar una vez más con el tema de la seguridad, sin respetar la complejidad de este fenómeno que tanto preocupa a la ciudadanía. En nuestra ciudad uno que picó en punta es el primo Macri, quien habla hasta la saturación de orden y represión. Por su parte Larreta se abre paso con fraseos como “decidimos combatir el delito sin piedad”. El bueno de Lousteau, radical evolucionado a PRO, utiliza un lenguaje superficial que no ofrece solución alguna, pero propone un código de convivencia espejado con el remedo reformista constitucional de su correligionario jujeño.
Nuestra ciudad está integrada por una población de 3.100.000 habitantes, formando parte de un conglomerado urbano de 17 millones, donde se despliega una extraordinaria actividad comercial, de finanzas y organismos de gobierno. La CABA tiene niveles relativamente bajos de delitos, sin embargo se soslayan temáticas muy trascendentes del mapa porteño, justamente las grandes diferencias entre sus comunas. En varios casos el delito triplica al promedio general, particularmente en las comunas 1, 3, 4 y 7 en el sur de la ciudad. Este cuadro probablemente se explique por su perfil más productivo que residencial, además de ingresos más bajos, carencias habitacionales, e inclusive zonas que sufren vulneraciones estructurales de derechos humanos, sociales y culturales. También eluden el perfil de género de la violencia delictual en la ciudad: en el año 2021 se registraron 20 femicidios frente a los 17 del año anterior, lo cual implica un aumento del 20%.
Los candidatos conservadores ocultan también que en la ejecución del presupuesto 2022 la ciudad recibió $50 mil por habitante, cuando el promedio de las provincias fue de $8.500. La CABA con sus 203 km2 cuenta con 30.500 policías, 900 por cada 100.000 habitantes. En cambio el plantel de la PBA es de 100 mil para cubrir 300 mil km2, promediando 570 policías. Los episodios represivos de las últimas semanas potenciaron un rasgo autoritario que va conformando uno de los pilares de la política de las derechas. Un rasgo de ese discurso es la ausencia de distinción entre delincuentes y militantes sociales y políticos, en realidad lo que se intenta es asimilar la idea del militante con la del delincuente. A partir de la construcción simbólica de un chivo expiatorio los y las precandidatas de JxC prometen palos por votos. En el hipotético caso de que alguna de las opciones cambiemitas, al igual que las de Milei, lograran ganar las elecciones, todo aquel que se oponga a una reforma laboral o jubilatoria, a privatizaciones de bienes estratégicos del Estado, que reclame por un plan social, paritarias o cualquier pérdida de derechos, será castigado por el simple hecho de oponerse al “cambio”. Esta narrativa se propone también crear un relato ante la sociedad con el fin de sumarla ideológicamente a esa conducta clasista y prejuiciosa contra los trabajadores, pueblos originarios, docentes, etc.
Para ellos, las imágenes jujeñas deben ser ejemplificadoras, de allí que se mostraron unidos en el respaldo al “demócrata y decidido” Morales y su cruzada contra los que generan “desorden en las calles”. La reacción autoritaria a la inesperada pueblada jujeña, ha mostrado no solo que no fue capaz de darle cauce al conflicto social, sino que condujo a un verdadero caos político e institucional, a grandes penurias para su pueblo y a la potenciación de la rebeldía frente al gobernador. Este personaje recientemente votado, mutó a vulgar tirano, inventando nada menos que una reforma constitucional para justificar sus políticas discriminatorias ante la resistencia de su pueblo. Para coronar su desenfreno represivo, el comendador fuenteovejunezco, decidió atacar a la universidad, invadiéndola con personal policial, violando la autonomía universitaria.
Para estos radicales como Morales o Lousteau con su silencio pasivo, la tradición de los reformistas del 18 fue tirada al arcón donde la historia guarda sus desechos. También se decidió atacar a los municipios, cuyos consejos deliberantes compelidos por la demandas de sus pueblos se pronunciaron contra la farsa de reforma constitucional. Se les restringió el envío de fondos coparticipables como represalia, dejando al municipio ante la imposibilidad de pagar los sueldos, ¡otra crueldad! Se desnuda otro adelanto de una política ilegal y coercitiva que aplicarían a las provincias que no los acompañen en el “cambio” para imponer orden.
La represión a las rebeldías municipales viene del fondo de los tiempos. Su expresión literaria más famosa y representativa es Fuenteovejuna de Lope de Vega. El genial escritor del siglo de oro español refleja la reacción del pueblo harto de los abusos, atrocidades e ignominias del comendador de la orden de Calatrava. Claro que nuestro pueblo jujeño no responde con violencia a la violencia de la que es víctima, sino que sostiene sus demandas, su unidad y espíritu de lucha. De allí que su causa va tomando densidad nacional, cosechando inclusive adhesiones de organismos internacionales. En términos políticos se presenta un punto central que caracteriza a la derecha actual: su pronunciamiento unánime en apoyo al accionar del gobernador. Larreta, Lousteau, Bullrich, el primo Macri y Espert todos amalgamados por los grandes medios de comunicación y sus editorialistas que viven reclamando democracia. Conclusión: ninguna rebeldía del pueblo será tolerada. Olvidan que esta es la Argentina del 17 de Octubre, del Cordobazo y las Madres.