La disputa con los prestamistas: «la sociedad argentina está primero»

Minuto Uno | Opinión

Por Juan Carlos Junio

mg La Argentina se encuentra en medio de una negociación crítica para reestructurar su deuda pública externa con los bonistas locales e internacionales y con el FMI, contraída por el gobierno de Mauricio Macri. El ministro Guzmán en el Congreso fue categórico sobre las prioridades “el gobierno no va a permitir que fondos de inversión extranjeros marquen la pauta de nuestra política macroeconómica”, “la sociedad argentina está primero”. Y emulando el Juicio a la Junta Militar de la dictadura, sentenció “Nunca más a los ciclos de sobreendeudamiento. Nunca más a ciclos que destruyen oportunidades”. Mientras tanto, un abogado de los fondos buitre que nos confiscó la Fragata Libertad en Ghana, empezó a trabajar con los ahora llamados benévolamente “bonistas”, que antes eran simplemente “prestamistas”.
El sector financiero internacional y el FMI tomaron nota de la posición argentina. Ambos eligieron la tribuna más calificada de los grandes especuladores internacionales del Financial Times para publicar su visión sobre la deuda de nuestro país. Obviamente el periódico se puso del lado de los bonistas. En una editorial muy dura contra Argentina comienzan reconociendo que lo recibido por el presidente Alberto Fernández de su predecesor Mauricio Macri “es tóxico” y destacando la existencia de “una profunda recesión, una de las tasas de inflación más altas del mundo y una deuda nacional que se acerca al 90% del PIB”. La mirada que tienen de nuestro país es coherente con la que tienen los ingleses desde el mismo nacimiento de la Patria. Señalan que nuestra economía “está bendecida con abundantes recursos naturales”, que tenemos que apoyarnos en “los sectores más competitivos como la agroindustria”, al tiempo que critican “los controles de precios y de cambio, los mayores impuestos a la exportación, la abundante impresión de dinero y que el aumento de las dádivas sociales no suman a la prosperidad”. En definitiva, se trata de un conservadurismo que repite las viejas y fracasadas zonceras del modelo agroexportador, apertura al flujo de capitales, y no intervención del Estado. Es la misma posición de la Sociedad Rural Argentina y del Foro de Convergencia; o sea, del gran empresariado local y extranjero asociados a los prestamistas internacionales.

Georgieva, la presidenta del FMI, sorprendió con una nota publicada también en el Financial Times, en la que admite que el enfoque del organismo no toma en cuenta características propias de los mercados emergentes. Como ejemplo señaló que la deuda de estos países está en dólares, lo que puede causar que el tipo de cambio resulte un amplificador de shock que incrementa los costos y pasivos de la deuda. A pesar de su lenguaje críptico, se trata de una crítica al libre movimiento de los flujos de capitales y las recetas monetarias y cambiarias del FMI. O sea que la directora del FMI critica al FMI. Surge entonces un interrogante obligado: ¿qué está pasando en la cima del FMI? Si bien registramos el aparente cambio de enfoque, lo que Georgieva dice es que ahora conviene enfocarse directamente en las políticas fiscales, es decir, el gasto público y la recaudación. Todo indica que el caso argentino es muy grave. La ortodoxia de Sturzenegger y Macri llevó al máximo la suba de tasas y, una vez más, fracasó rotundamente en bajar la inflación, atraer inversiones para terminar con una gran crisis de deuda. Ahora el FMI se propone discutir nuestro presupuesto.

Durante 2019 los salarios en blanco perdieron el 6,1% de poder adquisitivo contra la inflación. El mayor retroceso se dio desde la derrota de las PASO, es decir cuando se sabían perdedores y dejaron agravar la crisis con la devaluación, el cepo y el “default selectivo”. Se fueron fieles a su historia. En los cuatro años de Macri la pérdida del salario formal real fue de 19,5%.

En ese marco, mientras se negocia la deuda externa, el gobierno comienza por la recomposición de ingresos “de los últimos para después llegar a todos”, como dijo Alberto Fernández. Al ya otorgado aumento de los haberes previsionales y la gratuidad de los remedios del PAMI se suma un reintegro de hasta $700 en el IVA de los jubilados que cobran la mínima, manteniendo el congelamiento de tarifas y combustibles. El derrotero iniciado el 10 de diciembre muestra a un gobierno que cumple con su promesa electoral aprobada en las urnas por la mayoría de la sociedad.

Nota publicada en Minuto Uno el 20/02/2020

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