Minuto Uno | Opinión
Por Juan Carlos Junio
A semanas de la asunción del nuevo Gobierno y ante su derrota en las elecciones presidenciales, el poder real (grandes corporaciones empresarias, los medios, y “la embajada”) siente la necesidad de presionar para que continúe la política del gobierno anterior, a pesar del pronunciamiento en los comicios. Así, el FMI, la Sociedad Rural Argentina (SRA), referentes de la banca extranjera y “reputados medios de comunicación doctrinarios” salieron a recomendar la reducción del gasto público y el equilibrio fiscal como medida rectora del próximo plan económico.
Después del intercambio de declaraciones de la semana pasada entre Alberto Fernández y la titular del FMI, Kristalina Georgieva -que derivó en un llamado telefónico de buenos términos-, el responsable del “Departamento para el Hemisferio Occidental” Alejandro Werner mostró los dientes del Fondo, pidió conocer el “plan completo” para ver si es “en realidad consistente” y se ofreció a “ayudar básicamente a Argentina en el diseño de su nuevo programa”. Como si se tratara de un observador libre de responsabilidades de lo ocurrido advirtió: “la deuda se ha incrementado mucho”.
Ante estas presiones Alberto Fernández fue categórico. Adelantó que no le pedirá al FMI los 11.000 millones de dólares restantes del megacrédito: “¿tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más? Yo lo que quiero es dejar de pedir y que me dejen pagar”, “no quiero firmar acuerdos que no vamos a cumplir, esos acuerdos ya los firmó Macri. Firmó uno, dos, tres, y no cumplió ninguno”. Anteriormente, el presidente electo había afirmado públicamente que “habrá un plan a cumplirse, pero sin más ajuste”.
A su vez, distintos delegados y directores de la SRA así como de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe y la Sociedad Rural de Rosario se manifestaron en contra de un eventual incremento de los derechos de exportación. O sea que una vez más, el sector ruralista y el agroexportador exige el congelamiento de la política impositiva. En un reciente comunicado, la SRA declara “la caída de la actividad, la persistente inflación, el déficit fiscal y la falta de créditos no son culpa del gobierno saliente, sino del «gasto público creciente»” y pide que “el esfuerzo no caiga en el sector privado”. Como vemos, reiteran la misma letanía argumental que vienen haciendo hace un siglo, a pesar de que se eliminaron buena parte de sus impuestos, se les posibilitó que puedan dejar fuera del país los dólares de nuestras exportaciones y se hayan beneficiado durante el gobierno de Macri que recibió el dólar a $9,50 y se los deja a $62.
Por su parte, La Nación volvió a hacer público su apoyo a las cámaras del sector a través de José Claudio Escribano, aquél que escribiera un editorial político planteando un pliego de condiciones al presidente Néstor Kirchner al comenzar su mandato. En esta ocasión cerró un discurso en el acto de entrega de los Premios La Nación – Banco Galicia a la Excelencia Agropecuaria diciendo, en relación al sector: “La Nación que lo ha acompañado sin altibajos durante 150 años, estará en el lugar de siempre, a su lado”. Clarísimo: La Nación y la Sociedad Rural declaran y confiesan su pertenencia al poder real, al margen de los gobiernos del sistema democrático.
Pero Alberto Fernández también fue claro en este tema: “en la Argentina que viene todos tenemos que hacer un esfuerzo. Lo tendrá que hacer el sector del petróleo, el minero y el del campo. Todos los que producen tendrán que hacer un esfuerzo”.
La banca extranjera también mostró sus preferencias. Enrique Cristofani, presidente no ejecutivo del Directorio del Banco Santander, declaró: “la prioridad es asegurar el superávit fiscal primario y bajar la presión impositiva que pagan las empresas (en este caso la banca extranjera) y las personas. Otro que en buen romance se adelanta a reclamar pagar menos impuestos. En esta línea, Alberto Fernández se pronunció claramente reiterando “entre los bancos y jubilados me quedo con los jubilados”, en el afán por definir sus prioridades.
La economía nacional se encuentra estancada, el Indec anunció que el Estimador Mensual de la Actividad Económica de septiembre tuvo una caída de 2,1% respecto a igual período del año anterior. Sectores como el comercio y la industria manufacturera acumulan respectivamente 16 y 17 meses de caída interanual. El único sector que crece es el agropecuario. La vida ya demostró que este modelo es socialmente insostenible y la ciudadanía ya se pronunció en su rechazo mayoritario. El Presidente electo desplegará un proyecto político, social y cultural que está en las antípodas del macrista y para muestra un botón: “Aumentaremos salarios y jubilaciones y no le pediré permiso al FMI”. Podríamos agregar: ni a la Sociedad Rural.