Ajuste macrista: Hay que pasar el invierno, primavera, verano y parte del otoño

Minuto Uno | Opinión

Por Juan Carlos Junio

El mejor equipo de los últimos 50 años lanzó una serie de «nuevas» ideas para intentar frenar el alza del dólar, como subir la tasa de interés del 40% al 45% paralizando aún más la producción y el consumo y pedirle plata prestada a China, a través de un swap. Aquel mecanismo financiero del cual se burlaban cuando lo usó el gobierno anterior logrando un acuerdo por 11.000 millones de dólares.

Si nos remitimos a la cuestión más temida, la inflación de julio fue del 3,1%, en lo que va del año se encuentra en 19,6%, y en comparación con el mismo mes del 2017 la inflación anual es del 31,2%. Si desglosamos los alimentos, se aprecia un agravante: la inflación fue mayor al promedio, dio 4%, y en 2018 acumula 22%. La harina otra vez hace punta de lanza aumentando en julio 11%, el aceite de girasol 9,1%, la cebolla 7,4% y la yerba 5,5%. Así las cosas chocamos con una paradoja: la comida aumenta porque la han desregulado, y las tarifas de servicios públicos y transportes se incrementan porque las regularon. Así, unas aumentan porque las desregulan y otras porque las regulan. Siempre somos el pato de la boda.

En línea con las subas, desde el miércoles el boleto mínimo del colectivo pasó de $10 a $11, en septiembre subirá a $12 y en octubre a $13. Los viajes más largos aumentan más, el que estaba $10,50 se fue a $11,75 y el de $10,75 ahora vale $12,25.

En el caso de los trenes, depende del ramal. En el Mitre, Sarmiento y San Martín el mínimo pasó de $6,75 a $7,50. En septiembre será de $8,25 y en octubre $8,75. Recordemos que el 3 de agosto el subte se fue a $12,50, y el premetro a $4. Son aumentos de 66,7% y 60% respectivamente. Como se viene la licitación de la concesión, ya se habla de un nuevo aumento mensual de $1 hasta fin de año para asegurarles mayor rentabilidad a los empresarios privados que concursan.

Las devaluaciones de estas semanas impactarán en los precios de los próximos meses. Sin embargo, con el dólar superando los 30 pesos, Macri dijo «No pasa nada, tranquilos».

Lo cierto es que mientras la nafta y otros bienes y servicios están prácticamente dolarizados, los salarios cada vez se alejan más de los aumentos del dólar y de los precios. El fatídico techo del 15% en cuotas, se ha transformado en un símbolo de lo injusto y odioso que debe ser rechazado.

Con el retraso entre el salario y los precios es de esperar que el consumo se siga retrayendo. Según las consultoras especializadas Kantar Worldpanel y Ecolatina, durante la primera mitad del año el consumo masivo cerró con un crecimiento inferior al 1% anual, pero para el tercer y cuarto trimestre se proyectan caídas de 2,7% y 3,1% respectivamente. Así, en 2018 el consumo masivo caerá 1,2% interanual, y recién podría recuperarse en el segundo trimestre de 2019. O sea, que ahora, no solo «hay que pasar el invierno», sino también la primavera, el verano y parte del otoño.

Por eso en la semana el ministro Nicolás Dujovne se sinceró, cuando dijo: «Este año la Argentina no va a crecer como lo esperábamos». Está bien que empiece a decir la verdad, aunque alarma que diga «no hay ninguna posibilidad de default ni de 2001», blandiendo la soga en la casa del ahorcado. Ya que estaba, se deslizó a otra zona impensada: «desde una silla piden que demos de baja las jubilaciones que entraron por moratoria», en referencia a los 3.500.000 de ciudadanas y ciudadanos que el gobierno de Cristina Kirchner incorporó al sistema jubilatorio, mediante una moratoria. La pregunta obligada ante tamaño pensamiento antisocial es: ¿Quién le pide eso señor ministro?, ¿acaso la directora del FMI, Christine Lagarde? Esa ciudadana francesa que aquí nadie votó y sin embargo nos gobierna.

Ya lanzados a esta fase de ajuste brutal, van también por la reforma laboral. En el programa de Alejandro Fantino, Dujovne dijo: «Tenemos que ser creativos en el marco de la legislación porque eso afecta el empleo también». Resulta que eliminar derechos de los trabajadores lo llaman ser creativos. ¡A la derecha no se les ocurre una idea novedosa!

A diario nos vamos enterando de nuevas medidas de restricción del gasto. Esta semana, el Gobierno lanzó por decreto un nuevo ajuste por más de $ 65.000 millones en lo que resta de este año y en 2019. Suspendió la baja de retenciones para aceites y harinas de soja (no para los porotos, de modo que nos reprimarizan), se eliminó el Fondo Federal Solidario ahogando aún más a provincias y municipios, y se redujeron los pagos en concepto de reintegros a la exportación, en plena caída de la actividad industrial.

Nota publicada en Minuto Uno el 23/08/2018

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