Desregulación: el talismán del gobierno para convertir lo público en privado

Minuto Uno | Opinión

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Desde los grandes grupos empresarios presionan al gobierno de Mauricio Macri para que abandone lo que ellos entienden como «cierto gradualismo» y le reclaman medidas aún más drásticas.

Por Juan Carlos Junio

Durante los últimos días se reiteraron las voces, especialmente de algunos grandes empresarios, insistiendo con que existe cierto gradualismo por parte del gobierno nacional en aplicar medidas más drásticas aún para deshacer lo alcanzado por el kirchnerismo. Reclaman «volver a la normalidad», como proclamó oportunamente el Presidente. Cierto es que crecen las voces críticas sobre el sentido opuesto de los cambios a lo prometido a la ciudadanía en la campaña. Sin embargo, fueron muchas las modificaciones aplicadas en un año y medio de gestión de Mauricio Macri. En particular resulta interesante prestar atención a las «desregulaciones» de vastos sectores de la economía. Varias noticias circularon en este sentido últimamente: la principal se refiere a los convenios laborales flexibilizadores como el de Vaca Muerta, que tiene como fin abaratar los costos laborales a costa del salario para potenciar la tasa de ganancia empresaria. La palabra «desregulación» es utilizada como una suerte de talismán que tiene la capacidad de transformar todo lo público en privado.

Fueron otorgadas concesiones a distintas empresas (Flybondi, American Jet, Alas del Sur y Andes) a las que ahora se suma la «low cost» de Iberia y British Airways (Level), pero también se encuentra el caso de Avianca. Se trata de una operación que se remonta a marzo del año pasado, con la venta de Macair Jet (una compañía de la familia Macri) a Avian Líneas Aéreas y que tiene una gran particularidad: por ese negocio está imputado por «asociación ilícita» el propio presidente Macri.

Una de las irregularidades que se investiga se basa en la garantía que Macair le concedió a la aerolínea colombiana de que se le otorgarían todas las rutas solicitadas. En tal sentido resulta muy impactante la entrevista brindada al diario colombiano «El Tiempo» del principal accionista de Avianca Holdings, Germán Efromovich, quien aclaró que antes de efectuar la compra consultaron con el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, si había algún reparo para que ingresen al mercado aerocomercial. La respuesta no hay más que buscarla en el resultado final: Avianca obtuvo 16 rutas por 15 años.

Más allá de este presunto «abuso de poder» por parte del Ejecutivo y sus ministros para favorecer a determinadas empresas, importa subrayar que las rutas autorizadas a todas estas compañías «se superponen en más de un 95% a los trayectos de cabotaje que hoy operan Aerolíneas Argentinas y Austral, destinos que constituyen sus principales ingresos», según manifestaron en un duro comunicado la semana pasada los cinco gremios aeronáuticos argentinos.

Bajo el gastado eslogan de «diversificar la oferta» en el mercado, se está dejando en total desprotección a la aerolínea de bandera a partir del «feroz achique de sus mercados e ingresos», palabras estas tomadas del comunicado de los gremios.

¿Cuál es el objetivo de esta estrategia? Todo indica que es el mismo de siempre: llevar las operaciones del sector aeronáutico a manos privadas so pretexto de que las empresas del Estado resultan ineficientes. Este argumento resulta más insostenible que nunca, ya que fue demostrado ampliamente su falsedad. Los casos más emblemáticos son los de YPF y la reestatización del sistema previsional. La propia experiencia de Aerolíneas Argentinas es incontrastable: durante la gestión estatal de Mariano Recalde mejoró sustantivamente la calidad del servicio, se recuperaron rutas de cabotaje e internacionales, creció el parque de aviones modernos y se redujo sustancialmente el déficit. El otro elemento de juicio es que estas concesiones de otorgamiento de rutas se llevan a cabo a expensas de los usuarios y de los trabajadores, ya que las «low cost» invierten menos en seguridad, pagan salarios mínimos y aumentan las horas de trabajo. El resultado de la ecuación es clarísimo: menos costos y más inseguridad.

Como consecuencia de otra desregulación, la del comercio exterior, nos vamos deslizando también a resultados negativos, tanto para nuestra industria, como para el trabajo. Las cantidades exportadas durante abril se redujeron casi un 4%, por el contrario, el volumen importado se incrementó un 5,4%.

Pero si se pondera el tipo de importaciones que están llegando, se aprecia que los bienes de consumo acumulan en el primer cuatrimestre de 2017 una expansión del 16%. Un ejemplo paradigmático lo constituye el sector automotor, cuyas importaciones se incrementaron abruptamente un 40% durante el primer cuatrimestre 2017 con respecto al primer cuatrimestre de 2016.

Así las cosas, estamos doblemente afectados por la menor demanda desde Brasil y la mayor competencia por el ingreso de unidades importadas. Uno de los resultados esperables, es la pérdida de 4.400 puestos de trabajo en 2016 con respecto al año anterior. Una vez más, el optimista ministro de Hacienda Nicolás Dujovne declaró: «No habrá cambio de rumbo, el año 2016 fue difícil, pero no podemos hacer magia».

Nota publicada en Minuto Uno el 01/06/2017

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