Tiempo Argentino | El silencio oprobioso del macrismo
El gatillo fácil, los «accidentes» evitables, el incremento persistente de los alquileres y los precios de viviendas son ejemplos de una estrategia sigilosa de segregación.
El candidato presidencial y actual jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sonreía impertérrito ante la ácida imitación que un humorista le propinaba en la primera edición de este año de ShowMatch, el programa que conduce Marcelo Tinelli.
En simultáneo, el periodista Gustavo Sylvestre entrevistaba al padre de Rodrigo Menchaca y Rolando Mur Menchaca, de diez y seis años, asfixiados en el incendio de un taller textil clandestino en la mismísima Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El hecho reveló en qué condiciones vive y trabaja una parte de la clase trabajadora y las deudas pendientes en materia de derechos humanos básicos -comenzando por la vida- para los núcleos más humildes como los trabajadores súper explotados por grandes firmas de indumentaria famosas en nuestra Ciudad.
Siguiendo el recuento de hechos significativos, en la Legislatura de la CABA este martes 12 de mayo se denunció el modo en que Roberto Claudio Autero, estudiante del Centro Educativo Isauro Arancibia, fue asesinado por la espalda por la Policía Metropolitana el 7 de febrero. La exigencia de justicia por parte de legisladores y maestros ha tenido como respuesta un abrumador silencio cómplice. Como advierte indignada la comunidad del Isauro Arancibia: «Que un policía de la Metropolitana asesine a un chico de 16 años por la espalda no es noticia. Las víctimas del gatillo fácil no son noticia. ¿Porque son pobres? ¿Porque no son niños? ¿Porque no son importantes? ¿Porque sobran? ¿Porque un sector de la sociedad los ubica como los responsables de la falta de seguridad?».
El 9 de marzo murió el niño Gastón Arispe Huaman por los problemas de infraestructura del barrio Rodrigo Bueno. Una parte de la responsabilidad debemos asignarla a la ya crónica falta de voluntad política del macrismo de urbanizar estos barrios pobres de la Ciudad. Pero hay más que inacción: Mauricio Macri viene apelando todas las medidas cautelares que ordenaron la provisión, con frecuencia y continuidad, de los servicios básicos en las villas porteñas. Si a eso le sumamos la reticente actitud del SAME a ingresar al barrio, se deja ver cómo se consuma una política de guetización del espacio urbano.
En contraste, la mayoría de nuestros ciudadanos mejoran su consumo. Este fenómeno, sólo es atribuible a las políticas nacionales y a su obstinación por fundar el orden económico en el incremento de los ingresos de las mayorías y en la defensa del empleo -fortaleciendo el mercado interno- y en la creciente ampliación de derechos sociales y culturales. Es posible entonces que haya gente que se confunda e interprete que la bonanza que viene disfrutando desde hace años responde a las políticas públicas macristas. Esa visión es errónea.
Estas cinco fotos de la realidad -si se analizan con sus ligazones- permiten entrever el revés y la trama de la política pública de la derecha macrista, que se disfraza ante la sociedad presentándose como moderna, alegre y no política.
La muerte de estos niños no resonó en los medios de comunicación hegemónicos, como un genocidio social por goteo es la resultante de una pasividad deliberada ejecutada sin prisa y sin pausa por los «modernos» gobiernos neoliberales. El hecho de que la propia Ciudad de Buenos Aires -la más rica del país- haya incrementado sus índices de mortalidad infantil, da cuenta de una silenciosa «selección natural» encubierta por globos de colores.
Este Estado artificial tiene dos caras. Una amigable para «la gente» de clase media que recibe un relato macrista que incorpora valores en los que el alcalde no cree e ideas que no ejecuta: eficacia, prioridad de lo público, una nueva forma de hacer política, mejora en la vida de los vecinos. Pero hay otra Ciudad, oculta y hostigada por todos los medios posibles, que carga con el sambenito de la pobreza y que, en la concepción del PRO, debe desplazarse a hábitats donde no se mezclen las sangres rojas con las azules. El gatillo fácil, los «accidentes» evitables, el incremento persistente de los alquileres y los precios de viviendas, o el paradigmático caso de la tarifa del único medio de transporte que gestiona el gobierno de la Ciudad son ejemplos de una estrategia sigilosa de segregación.
Dicho esto, cabe destacar la paradoja del macrismo en términos de disputa cultural: en los hechos celebra la desigualdad y el exclusivismo, y expresa lo contrario en el discurso.
El ciclo histórico abierto en la región ha cerrado la etapa del neoliberalismo puro y primitivo. Se abrió un cauce a políticas que avanzaron en la distribución más justa de riquezas y en la conquista de derechos sociales. Pero la derecha no actúa como en los noventa, en pleno triunfo del thatcherismo, ha ido mutando sus formas, adecuándose a la nueva coyuntura, transformando su modo de encarar la relación con el Estado y con la sociedad civil.
Enfrentamos un apasionante escenario de disputa entre dos proyectos civilizatorios: por un lado, el kirchnerismo con sus muy diversos afluentes en materia de tradiciones y pertenencias ideológicas y partidarias; y por el otro, las fuerzas del PRO con la figura de Mauricio Macri como máximo exponente en el plano electoral. Sin embargo, debemos registrar que existe una causal previa al voto: esto es en el plano de las ideas y los sentimientos de una parte significativa de porteños y porteñas. Mientras Macri festejaba su victoria en Costa Salguero con bailes y sonrisas, los niños muertos por incendios, pozos o balas policiales señalan con su dedo acusador a un proyecto injusto y autoritario. Así es que la batalla ética y política encuentra un importante desafío en las capas medias urbanas. La derecha persistirá en que hagan propia una visión del mundo profundamente injusta y una política pública de un Estado que acaricia a unos y mata a otros. En julio se juega un nuevo capítulo entre una neo derecha convincente para diversas franjas de la sociedad y las vertientes de proyectos de dignidad, igualdad y justicia.
Confiamos plenamente en la gran reserva de valores democráticos del pueblo de nuestra Ciudad. El único camino para avanzar hacia una vida mejor para todos es el de superar segmentaciones, elitismos, racismos ocultos y convivir en una sociedad más solidaria y humanista. Este sueño no es patrimonio de pobres o ricos, sino de la enorme mayoría de los que nacimos y habitamos esta Ciudad que amamos.