Especulación sojera vs. Estado

Clic de Noticias | El viejo partido devaluacionista

En el contexto de un año económico difícil, marcado por la sostenida crisis internacional, el ajuste cambiario de enero y las consecuencias del agresivo fallo del juez Thomas Griesa, portavoz del capitalismo usurario, la necesidad de divisas se hará más intensa en los próximos meses.

Por Juan Carlos Junio
El Gobierno Nacional mantiene una relación conflictiva con las patronales del campo ya que éstas -con la excusa de las retenciones y diversos impuestos que consideran extorsivos- complican año tras año la liquidación de las divisas generadas por la exportación de la cosecha. Ya nadie se atreve a negar una verdad que se hace cada vez más evidente: los grandes productores y los exportadores que monopolizan el comercio internacional tienen retenido el 50% de la cosecha de la actual campaña.

A esta altura del año, en 2011, sólo quedaba sin liquidar un 21%. El propio titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, aceptó que la especulación con la soja guardada en los silo bolsas a la espera de una futura devaluación “generó pérdidas millonarias” para los productores. El dirigente agrario reconoció también que el sector ya tenía información fehaciente de que caerían los precios internacionales. Concluyó con un “nos equivocamos, esto es objetivamente así”.

La única explicación lógica para entender esa conducta es que los dominó un impulso político por complicar la acción del Gobierno Nacional, privilegiando sus proyectos electorales al interés de los chacareros y de la Nación, que perdió sus ingresos por retenciones.

En este conflictivo juego se presenta un factor agravante: la desaparición de los acopios públicos que existían en los tiempos de la Junta Nacional de Granos. Aquel esquema, basado en un Estado que regulaba y contaba con la organización para hacerlo, fue reemplazado por una serie de infraestructuras portuarias y de acopiadoras en manos de las principales firmas exportadoras como Cargill, Bunge o Dreyfus. Lo cierto es que actualmente el Estado Nacional tiene muy limitada su capacidad para actuar y controlar a estas grandes corporaciones mayoritariamente multinacionales.

Es conocido que a fin del año pasado estas exportadoras fueron renuentes a liquidar la cosecha de granos bajo la expectativa de devaluación que ellos mismos empujaron y que tal vez no se hubiese cumplido si las mismas firmas hubiesen exportado. Este año reiteran la misma estrategia con más fuerza, dado que los precios internacionales están en su nivel más bajo desde 2007 y los quieren compensar con una devaluación de la moneda.

Mientras tanto, el Presidente de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, jefe de la Mesa de enlace; se dio el lujo de manifestar ante los diputados de la Nación, en oportunidad del debate de la “ley de Abastecimiento”, que el “campo” está atravesando un mal momento. Resulta obvio que no es esa la verdad: durante varios años tuvimos la soja en el precio internacional más alto de la historia. Por otra parte, si algunos pueden retener guardadas una o dos cosechas, es porque han ganado y acumulado en exceso. El ruralista se dio el gusto de decir lo suyo, pero, increpado por los diputados, se tuvo que levantar de una silla que ocupó en un lugar que usan sólo los representantes del pueblo, y en este caso puntual, los legisladores de la oposición.

Ante esta situación, se vuelve a plantear la necesidad de tomar medidas orientadas a una mayor intervención del Estado en la comercialización de los granos, en su transporte y en su acopio. Estas políticas, además, deberían tener carácter integral por la forma concentrada e integrada que fue tomando el sector agroindustrial y comercial de la soja, y mucho más cuando éste reitera su histórica conducta devaluacionista. Si los especuladores sojeros lograran su cometido, eso implicaría un ajuste al ingreso de los trabajadores, una restricción de las reservas de la Nación y limitaría el desarrollo de nuestra industria.

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