Tiempo Argentino | La crisis del sistema capitalista
El agravamiento de la crisis global constituye un golpe al corazón del enfoque ideológico del establishment.
La crisis de los países centrales refleja con claridad la lógica capitalista predadora que, sobre la base de privilegiar ciertos intereses particulares y de las corporaciones, se manifiesta con especial crudeza en épocas de fuertes turbulencias, como ocurre actualmente en Europa. Se trata de una crisis que abarca múltiples aristas y que, en lo económico, se expresa en una severa caída de la actividad en la Eurozona, que no da muestras de revertirse, y en la actualidad con Alemania a punto de entrar en recesión.
Lo más grave son sus consecuencias en el plano social. España, ejemplo clarísimo del dramatismo que traen aparejados estos envejecidos dogmas, ya tiene un nivel de desempleo que ronda el 27 por ciento. La ya tristemente célebre troika persevera con pertinacia en el recetario neoliberal y en sus agrias medicinas intentando –infructuosamente– una salida a la crisis, privilegiando la salvación de sus banqueros. En estos días el Banco Central español llegó a recomendar que para estimular el empleo se permita contratar trabajadores con un sueldo inferior al mínimo de convenio. Esta propuesta, de llevarse a cabo, echaría por tierra una de las conquistas históricas más importantes de los trabajadores españoles.
A nivel de la Unión Europea, se reabrió la puerta para que los miembros del bloque puedan establecer controles en las fronteras, con la autorización de los demás países. Es este otro claro avance del establishment en contra de uno de los logros más mentados del largo proceso de integración europea. La idea central integradora comienza así a fracturarse avanzando hacia un sistema que impone barreras para frenar la movilidad de los ciudadanos en busca de trabajo.
El agravamiento de la actual crisis global constituye un golpe directo al corazón del enfoque ideológico del establishment, constituyendo una crisis de valores en la que se sustenta y reproduce el neoliberalismo, como fase decadente del sistema capitalista.
No dejan de resultar anacrónicos ciertos análisis y declaraciones que crecieron en intensidad mediática en nuestro país en los últimos días, tratando de instalar la idea de que es necesario reducir el gasto público, recurrir al endeudamiento externo, o realizar una devaluación abrupta del tipo de cambio. La presidenta Cristina Fernández ratificó una vez más que esa línea no era una opción para el actual gobierno, contrariando los reclamos del establishment local.
En ese sentido, días atrás se anunciaron medidas que producirán mejoras significativas en los ingresos de los sectores populares. Se estableció que la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo aumentará a partir de junio un 35,3%, lo cual, sumado al anterior incremento de septiembre, deriva en una suba acumulada del 70% en un año, muy por encima de cualquier índice de inflación. También se incrementaron los valores para los distintos tramos de las Asignaciones Familiares y se estableció un pago adicional por Ayuda Escolar, por única vez, que se suma al del mes de marzo. En esta temática, es dable destacar un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el que se valoran los logros de la Argentina en materia de reducción de las desigualdades.
Estas mejoras fueron relativizadas o directamente ninguneadas desde los medios de comunicación hegemónicos, lo cual cobra mayor relevancia aún en una fecha como la de hoy, en la que conmemoramos un nuevo Día del Periodista. La efeméride simboliza el espíritu del primer número de La Gaceta, en 1810, inspirada en el pensamiento y las plumas de Mariano Moreno, Juan José Castelli y Manuel Belgrano, figuras con un profundo sentido ético y un compromiso excluyente con la flamante Nación y su pueblo, en un momento de lucha política contra el viejo orden colonial español, que reaccionó con furor ante los afanes liberadores de nuestros hombres de Mayo. No parece ser el caso de las corporaciones mediáticas, que en la actualidad reiteran su alianza con el núcleo corporativo y regresivo de nuestra época.
En esto cabe citar a Federico Sturzenegger, otrora miembro de los equipos de Ricardo López Murphy y de Domingo Cavallo con la Alianza, y actual presidente del Banco Ciudad, que más allá de sostener que el plan «Mirar para Cuidar» tiene reminiscencias con prácticas del nazismo, dejó interesantes declaraciones en torno a la cuestión de los valores. Sostuvo que Argentina «puede cambiar simplemente con cosas muy pequeñas que es un poquito de normalidad y honestidad en la gestión pública». Al respecto, consideró que normalidad es hacer ciertas cosas, tener valores fundamentales, que se cumplen en todos los países que andan bien, más allá de sus diferencias. Según Sturzenegger, a los hijos se les dice, «no mientas, tratá al resto como querés que te traten a vos, el trabajo vale, esforzate, estudiá. Esos valores hoy Argentina los ha perdido». Este señor, que no para con sus irresponsables manifestaciones, asimilando en forma banal al gobierno y a la joven militancia argentina con las juventudes hitlerianas, expresa la ideología macrista en su versión más primitiva y brutal, aunque además lo motiva su deseo de exhibirse para una candidatura a diputado.
El funcionario macrista omitió hablar de la solidaridad, la participación, la búsqueda de igualdad, que son los valores que configuran en gran medida el tipo de sociedad auténticamente democrática en la que nos gustaría vivir. Muchos de ellos se están llevando a la práctica en nuestro país en todos estos años, a contramano de lo que ocurre en otros lugares del mundo en plena crisis económica y de valores. Resta camino por recorrer, sin dudas, pero en la reafirmación de valores que tienen como norte avanzar hacia una Patria con más igualdad, única opción para que exista la libertad en un sentido pleno para el ciudadano.